por Nicole Coronado |
Entrar en la habitación de un muerto. Un cuarto improvisado pensado para los últimos años de un par de viejitos. Enterré a mis padres cuando tenía catorce años. Fui la última de la familia en entrar a la habitación de mis padres fallecidos. Nos mudamos dos veces durante sus últimos años de vida. La casa y, luego, el departamento, finalmente, el mezzanine. Piso entrepisos. Yo, en medio de un mundo adulto sin nada a qué aferrarme. Nicole entre susurros.
Entrar en la habitación de un muerto. Encontré unas cremas medio vacías, un armario polvoriento, cepillos de dientes desgastados. Tantas mudanzas, tantos desvíos. La casa reducida a un mezzanine. Mis recuerdos de infancia reducidos a lo que me queda de estadía en este cuarto. Reducidos a lo que pueda encontrar antes de irme para no volver. Un abanico.
Madre, he olvidado el sonido de tu voz. El tacto de tu piel es suave aunque frío y me asusta. ¿Dónde guardas tus objetos más preciados?, ¿en el cajón del velador?, ¿enterrado en el armario?, ¿o en una vitrina? En la mochila. Te llevo siempre conmigo, madre. He olvidado tu rostro. Dejé piedras en tu tumba. No quise que nada me pesara en la mochila, más que tu abanico.
Migrar: alejarse aunque estés marcado (siempre) por la ciudad de tus muertos.
Me robaron la mochila. Madre, no tengo nada para recordarte, por eso escribo. Me han quitado más que la mochila. Intervenir los planos de la ciudad, marcar con palabras ajenas un dolor que solo es mío.
Ciudad (huella de la ausencia).
Guayaquil solía ser la ciudad de los centros comerciales, la de los puentes. Guayaquil solía ser un lugar extraño. Cartografiar Guayaquil con los pies descalzos, encontrar forma en los mapas. Antes ajenos, ahora memoria. Un edificio, una cafetería, una banquita. La habitación de un hotel, un balcón. Un bar del que me echaron. Quiero contarte todo pero me duele la memoria.*
La memoria es arena entre mis dedos**
Dejar ir, ¿en la ciudad del olvido? No es difícil. Pensé que la oda al desvío era mi monumento, pero es nuestro, ¿Cuál es el verdadero monumento? Me niego a poner los pies sobre el niño de acero que pretende limpiar mis zapatos. O recoger un boleto del vendedor ambulante, he visto cómo los de carne corren tras los metropolitanos. Sentarse al lado de los valores de la ciudad y reírse.
El pasado está
en todas partes
y en ningún lado***
Caminar por las calles en octubre. El océano es un archivo interminable,+ la memoria es una playa. Un museo en medio de una playa. Ciudad/ola que se resignifica a sí misma. ¿Qué valores tiene la ciudad?, acumular monumentos, encerrar bajo rejas los libros, cuerpos ausentes. Ola que viene, un par de zapatos. Ola que va, la última página arrancada, papel que se incendia.
Acumular: repetición inútil.
Imagino: un monumento a la memoria. Construido a partir de miradas. Ciudad que se mira, que se lee, que se escribe.
Escribo para recordar (y olvido).
Aferrarse a la memoria para no caer.
Hay una grieta en mi escritura.
Mi abanico arrastrado por esta ciudad/playa.
¿Y si escribo para dejar ir?
Hay algo que vuelve, hay algo que siempre vuelve en forma de palabra/ola La memoria es atadura y liberación.++
Notas:
*“Te veo y siento que me duele la memoria”, Carta a una colegiala, de César Dávila Andrade.
**“El espacio se deshace como la arena que se desliza entre los dedos”, Especies de espacios, de Georges Perec.
***“El espacio está en todas partes y en ningún lado”, Urban Memory: History and amnesia in the modern city, editado por Mark Crinson.
+“El océano de un archivo interminable”, Urban Memory: History and amnesia in the modern city, editado por Mark Crinson.
++“La memoria es atadura y liberación”, Urban Memory: History and amnesia in the modern city, editado por Mark Crinson.
Nicole Coronado @nicolelzbthc (Machala, El Oro. 1998). Le interesan los temas como las cartografías, los espacios y las ciudades. El andar, el errar y el juego. Fundadora y editora en el Laboratorio Editorial Mandrágora Errante. Forma parte del equipo de Efecto Latam, espacio de comunicación y revista digital. Estudiante de Literatura en la Universidad de las Artes.
Hermoso!
Muy hermoso Nicole