Twin Fantasy y la vez hace ocho años que hice amigos por Skype

Sebastián Encalada |

Matador Records 2018

Una de mis líneas favoritas y de la cual no dejo de pensar de vez en cuando viene de la mano del tema Beach Life-In-Death, de la banda Car Seat Headrest. La canción dura trece minutos y dieciocho segundos; es una monumental pieza autobiográfica que introduce toda la narrativa de inconformidad, depresión, éxtasis juvenil, enamoramiento y autorreconocimiento que recorre por completo a todo el disco, Twin Fantasy. La frase llega relativamente temprano dentro de toda la extensión del tema, alrededor de los dos minutos y treinta segundos:  

I pretended I was drunk when I came out to my friends.

I never came out to my friends.

We were all on Skype.

And I laughed and changed the subject. She said: “What’s with this dog motif?”

I said: “Do you have something against dogs?”

Pretendí que estaba ebrio cuando salí del clóset frente a mis amigos.

Nunca salí del clóset frente a mis amigos.

Estábamos en Skype.

Y me reí, y cambié el tema. Ella dijo: “¿Qué va con este tema de perros?”

Yo dije: “¿Tienes algún problema con los perros?”

Skype. Me fascina tanto la mención de Skype. Vale notar que la canción fue publicada originalmente en el 2011 y que la reedición del disco1 que se lanzó en el 2018 mantuvo esa línea específica intacta dentro de una serie de notorias alteraciones, cortes, y añadiduras al nuevo cuerpo musical y lírico del álbum. Pero Skype sigue allí. Para el narrador de Beach Life-In-Death, Skype es fundamental en el amargo recuerdo de haber fallado en revelar su verdadero ser frente a sus amigos. Skype es el escenario donde intentó quitarse la máscara aunque sea por el más breve instante y falló. Entonces, la línea se lee como un pequeñísimo momento de retrospectiva, donde la realidad virtual de los sucesos se convierte inmediatamente en el objeto de la desdicha y el catalizador de la amargura. El narrador nunca salió del clóset frente a sus amigos y si lo hizo, no lo reconoce como algo real. No cuenta, porque todos estábamos en Skype.  

Suelen decir que el medio es el mensaje. Con eso en mente, Skype es entonces un mensaje, sino miles de millones de mensajes, que nunca llegaron a su destino de  forma prevista, que fueron lanzados cerrando los ojos y apretando el corazón solo para caer llanos varios metros lejos de la mira. Miles de millones de mensajes que fallaron y la culpa es de Microsoft. O al menos así quisiera verlo el narrador de Twin Fantasy (2011). Pero la realidad es mucho más compleja que un breve sentimiento. Pasaron siete años entre el lanzamiento original del disco y la re-edición de 2018, y lo que en primera instancia se escucha como un latente resentimiento amargo ahora se convierte en un recuerdo bochornoso, pero feliz. En la nueva grabación de Beach Life-In-Death, Skype es un escenario de nostalgia. Skype es una plaza de introspección. 

Y pareciera que le estoy dando muchas vueltas al asunto, pero todo esto significa algo para mí. Como para mucha gente viviendo en esta pesadilla posmoderna que es el año dosmilveinte de nuestro señor Jesucristo2, parece que ha surgido la oportunidad de tomarse cierto tiempo y dar muchas vueltas a muchos asuntos, y mi relación con los medios digitales es el objeto de estudio perfecto para sobreanalizar por horas sin llegar a ninguna conclusión en particular. Al igual que el narrador de Twin Fantasy, yo también tuve un momento adolescente por Skype. Y por años lo vi con los mismos ojos amargos como quien súbitamente es asaltado por un recuerdo vergonzoso en medio de una anécdota. Y de la misma forma, ese espectro de rencor se amasó lentamente en una figura de nostalgia. Uso el ejemplo de Skype, porque reconozco ser muy joven para tener algún recuerdo fundamentalmente serio dentro de cosas como Windows Live Messenger3 o, el Buda Gautama me ampare, Myspace. Pero me tomo la libertad de recurrir al sentimiento juvenil de Beach Life-In Death y realizar un injerto mental de mi mismo sobre sus tejidos para explorar porqué le tengo tanto sentimentalismo a un producto digital diseñado para el mercado de comunicaciones en negocios internacionales.  

Recuerdo ser niño, y contemplar en silencio solemne al monolítico computador de escritorio que mis padres habían comprado para la casa. Miento, no era para la casa, era para facilitar el trabajo de diseño y edición de mi padre. Pero el computador Mac se erguía como un obelisco, su armazón de aluminio deslumbrando4 una pequeña oficina con poca ventilación, sus complementos de cromo dejando en vergüenza al escritorio viejo y al descuidado color amarillo de las paredes. En contraste con el acabado humilde de la casa que rentábamos, el computador plateado parecía un intruso del futuro. Con el pasar de los años aprendí que esa era precisamente la estrategia de Apple al diseñar sus computadores de escritorio, pero esa impresión infantil jamás quedó completamente enterrada. Mis padres, en su condición de adultos jóvenes durante la segunda mitad de la década del 2000, aún desconocían muchas cosas sobre el uso apropiado de un computador, y conocían tanto sobre el internet y su uso ético como yo a mis 9 años5, por lo que la única regla explícita en el domicilio fue: “Sebastián, no más de dos horas al día, y sólo después de terminar todos tus deberes”. Eso no duro mucho.  

Pasarían años, y lo que empezó como una exposición infantil a la tecnología derivó en una adolescencia completamente digital. Creo que lo que nos define como personas, de cierta manera, es a qué terminamos acudiendo por auxilio durante los universales años catastróficos de la adolescencia. Nos salvaguardamos detrás de murallas: substancias, fantasías, rencores, escapes, y nos llevamos hacia la adultez a los espectros que nos acogieron durante los años intranquilos. Todo esto es una forma muy pretenciosa de decir que la adolescencia te marca, y que cómo la vives marcará cómo vivirás después. En mi caso, y en el de muchos, ese salvavidas fue electrónico. Algorítmico. Binario y Hexadecimal. Adolescentes como yo terminaron matando a la radio y a la televisión6, y crecieron para convertirse en el público predilecto para dar paso a la autocracia del Streaming. De la misma forma, adolescentes como yo terminamos realizando un intercambio de escenario. Recuerdos vívidos de alegría, emoción, tristeza, deseo, vergüenza, duda, apatía y obsesión que ocurrieron en un territorio completamente nuevo, dejando atrás las plazas y los centros comerciales por los foros y las salas de chat. Claro está, luego encontraríamos un balance funcional7, y en ese entonces era imposible predecir que todo el mundo terminaría en línea inevitablemente, pero ya no veo a esa etapa de mi vida como menos legítima que cualquier otra adolescencia. Y esto me lleva de vuelta a Twin Fantasy

De cierta manera, Twin Fantasy es una obra de retrospectivas. Mientras que 2011 se caracteriza por la cruda y vívida expresión del indomable sentimiento adolescente, a ratos confundido sobre la naturaleza de su emoción y alternando entre líneas cabizbajas enunciadas  entredientes y gritos de sublimación sentimental repentina, 2018 es el equivalente a llegar a los veintitantos y releer tus manuscritos personales de la adolescencia. El texto es el mismo, pero el narrador se acerca con una nueva comprensión de quién es hoy y quién era cuando lo escribió. Mi ejemplo favorito llega en el sexto tema del disco, Nervous Young Inhumans. Luego del segundo coro, el narrador deriva hacia un monólogo autorreferencial sobre la escritura y composición temática de la canción:  

Earlier in the song I used the term «galvanistic,» and galvanism is the concept, uh, the obsolete scientific theory that there is a kind of electricity flowing through our bloodstreams, and that was our life force. I used the term because I came across it in, uh, Mary Shelley’s «Frankenstein», and that book is sort of an exploration of the theme of creating a character, of making up a person. So I used the term «galvanistic» to allude to that book as a sort of a symbol of how I, like, created you as a character. I’m pretending that I know a lot more about you than I actually do, and also to refer to the fact that I’ve fall—fallen in love with the characters you’ve created in, uh, your body of work.  

This is the part of the song where I start to regret writing it. 

Hace poco en la canción use el término “galvanista” y “Galvanismo” es el concepto, uh, la teoría científica obsoleta que dice que hay algún tipo de electricidad fluyendo por nuestro torrente sanguíneo, y que eso es nuestra fuerza vital. Usé el término porque me lo encontré en, uh, “Frankenstein” de Mary Shelley, y ese libro es como una exploración hacia el tema de crear un personaje, de inventar una persona. Entonces usé el término “galvanista” para aludir a ese libro como un intento de símbolo de cómo yo te creé como un personaje. Pretendo que sé más d que lo que realmente conozco, y también me refiero al hecho de que yo me enamoré de los personajes que creaste a través de todo tu trabajo. 

Esta es la parte de la canción donde me arrepiento haber empezado a escribirla. 

Twin Fantasy (Mirror to Mirror) está repleto de momentos como estos, breves interrupciones donde el narrador difumina las líneas entre la ficción implícita de una canción y lo enteramente íntimo y biográfico. Algo totalmente distinto reemplaza a este monólogo en la versión de  2018, cosa que prometo no revelar en su totalidad por manejar buena ética de spoilers, pero la nueva grabación de Nervous Young Inhumans trata al viejo tema con cariño. Con el cariño de quien ve una carta vieja y la lee con ternura, sosteniendo el papel cuidadosamente para preservar todo su esplendor incómodo y balbuceante juvenil. Me sostengo sobre este breve ejemplo para seguir con mi palabrería tecno-sentimentalista. Escuchar ambas versiones de Twin Fantasy es como ver a Facebook recordándote tus publicaciones del 2010, pero ya no sentir vergüenza del adolescente apasionado que publicaba cosas sin sentido. El disco, ambos discos, poseen más facetas artísticas y sentimentales de las que podría diseccionar en sólo un texto, pero me limito a comentar que la experiencia de ambos discos es tanto universal y atemporal como endémica a la era de las comunicaciones digitales. Claro está, obviando el hecho de que se publicó inicialmente en un medio totalmente digital, se grabó en un medio totalmente digital, y todas esas tecnicalidades que enmudecen el discurso musical estos días. Pero, a fin de cuentas, ¿cuál es el fin de tanto sobreanalizar? 

Toda mi experiencia con este disco es enteramente digital, al igual que con incontables discos que he experimentado desde que dejé el computador Mac de la familia por otro computador de escritorio, ahora personal. El camino diseñado por el algoritmo que empezó a finales de los 2000 y continúa hacia la nueva década me permite sentarme en esta silla8 y destinar una cascada de horas a la investigación y experimentación musical necesaria para escribir sobre Twin Fantasy, pero quiero exaltar algo aún más importante que eso: a toda la gente con quien puedo hablar sobre Twin Fantasy. Hace ocho años, en medio del choque entre un tornado y una tormenta juvenil, creé un username y empecé a deambular en Reddit9. Me uní al foro para adolescentes, y por cuestión de la suerte más divina del mundo no le terminé filtrando mi locación a ningún pervertido en línea, sino que terminé intercambiando mensajes con un grupo pequeño de usuarios en el mismo rango de edad alrededor del mundo. Inevitablemente formamos nuestro propio foro privado, y experimenté por primera vez una sensación comunitaria. De Reddit pasamos a Tinychat, de Tinychat a Skype, y en los últimos años nos mudamos hacia Discord. Desafiando toda la comprensible tecnofobia de mis familiares, por muchísimo tiempo no supe cómo conciliar mi faceta digital con mi vida humana en mi ciudad. Surgieron excusas deflectivas: “son amigos a larga distancia”, “los conocí de viaje y seguimos en contacto”. Pero, tras suficiente tiempo escondiendo a nuestros avatares digitales, ahora nos reconocemos como un grupo con la amistad más honesta que hemos tenido en los últimos ocho años. Lejos de las ataduras del tiempo y del espacio, logramos exponer nuestras almas digitales y construir una relación cuyo temple desafía al de muchas amistades físicas. Exagero, pero ya no me avergüenzo de haber crecido con amigos por Skype. Después de todo, ellos me dijeron que escuche a Car Seat Headrest, y sin ellos jamás habría podido perderme en Twin Fantasy.  

1 Twin Fantasy no es sólo Twin Fantasy, pero también es Twin Fantasy. Bromas aparte, el disco fue totalmente re-grabado y publicado en el 2018 bajo una disquera un poco más grande, en contraste con el lanzamiento y producción independiente original del año 2011. En el canon de la música contemporánea, esto causó mucha confusión e incomodidad dentro de los círculos eruditos de gente con poco que hacer y que dedica su tiempo a discutir el rock contemporáneo en internet, por lo que el artista decidió esclarecer el caos y nombró a la versión original Twin Fantasy (Mirror to Mirror) y a la nueva edición Twin Fantasy (Face to Face). Como suele pasar, el público creó su propia nomenclatura para discutir al disco(s), y a lo largo de este texto verán el uso intercambiable de Twin Fantasy (Mirror to Mirror) con Twin Fantasy (2011) Twin Fantasy (Face to Face) con Twin Fantasy (2018), solamente cuando sea de primordial importancia diferenciar entre ambos.  

2 “Due to my strong personal convictions, I wish to stress that this film in no way endorses a belief in the occult”.

3 Escribir sobre tecnología de forma honesta conlleva la pequeña trampa editorial en la que se vuelve imposible esconder la edad de uno, pero qué se puede hacer salvo ver películas.

4 Y deslumbrando vasto. El escritorio que sostenía al computador estaba perpendicular a la única ventana de la oficina y durante ciertas horas de la mañana y el atardecer, el sol arremetía contra la figura de aluminio Macintosh y amenazaba con cegar temporalmente a cualquier pobre transeúnte que pasara por la puerta de tal forma que su mirada conectara con el ángulo de incidencia solar. Muchos años después, no tuve problemas con la unidad de óptica cuando vi física en el colegio, y la medida de mis lentes sigue creciendo cada tres años.

5 Siendo justo, mi padre me enseñó a usar Google y a piratear softwares, pero no tomó mucho tiempo hasta que la brecha generacional se convirtió en un abismo cataclísmico.

6 Es más, no llegaría a formar una perspectiva comprensiva sobre la televisión hasta el mes pasado, luego de leer E Unibus Pluram. Este es un detalle completamente irrelevante e inconsecuente, pero creo que sirve para ilustrar bien cuán severa fue mi fijación hacia lo digital sobre otros medios contemporáneos. 7 La mayoría de nosotros, o al menos eso queremos creer.

8 Miento. El proceso de escritura de este texto ha pasado por 2 medios diferentes y 4 dispositivos distintos y, por ende, ha recorrido más de una sola habitación y espacio de mi casa. Gracias a las maravillas de la nube, escribo estas últimas páginas desde mi teléfono, de pie. Bajé por un café, son las dos de la mañana.

9 El sitio web ahora está en la mierda, y carga una reputación honestamente vergonzosa. Pero toda la tesis de este escrito se construye sobre la premisa de dejar de sentir vergüenza sobre mi historia digital, entonces no queda de otra que ser honesto.

Sebastián Encalada @seb.seb.seb.seb.seb.seb 
Guayaquileño, 20 años. Estudia Producción Musical y escribe para justificar fijaciones intensas hacia productos culturales. Y por diversión. 

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