Entrevista a Paulette Goyes por Cynthia Paredes
Paulette Goyes es comunicadora científica, microbióloga graduada en la USFQ, artista y activista por los derechos de la naturaleza y las diversidades sexogenéricas. Al momento se encuentra desarrollando un proyecto junto al DLab USFQ para la degradación de polietileno de baja densidad (LDPE).
La primera vez que me topé con el perfil de @babypollution fue gracias a mi amiga Laura, editora de esta edición de la revista. Desde su cuenta, Paulette comparte información sobre ecología, feminismos y ciencia de manera didáctica, utilizando herramientas del arte como el dibujo, la fotografía y la ilustración digital. Sus investigaciones, que han dado continuidad a una especie de hongos que comen plástico, se dan desde su cocina-laboratorio en Guaranda, lugar desde el que pudimos entrevistarla vía telefónica y por mail.
¿Podrías explicarnos cómo se biodegrada el plástico? Es decir, las fundas biodegradables, que son de bioplástico, ¿son diferentes al plástico?
El plástico, como lo conocemos, es fabricado a partir de petróleo ligero. El mayor problema no es el material per se, sino su uso descartable (eso, además de los temas implicados en la extracción petrolera). En el proceso de exposición a condiciones ambientales, el plástico puede sufrir cambios en su composición, tanto físicos por acción del sol, la lluvia, golpes, fuego, etc., como por acción biológica, que es lo que llamamos biodegradación. Este es un proceso extremadamente largo, y es por eso que se estima que los plásticos tardan en degradarse varios cientos de años y durante este periodo se fragmentan formando microplásticos, con la capacidad de integrarse en la cadena trófica; es decir, capaces de ser ingeridos por animales obstruyendo su tracto digestivo. El proceso de biodegradación es mediado por microorganismos que se han adaptado e incorporado el material a su dieta como fuente de carbono. Sin embargo, al existir tantos tipos de plástico, es imposible que solo una especie pueda degradarlos todos, además de que es un proceso muy lento en comparación a la taza de producción.
¿Qué consideras biodegradable?
Ser ‘biodegradable’ sugiere que puede ser degradado por microorganismos. Existen plásticos de origen vegetal (bioplásticos) que tienen esta capacidad y se desintegran o digieren en pocos meses, siempre y cuando estén expuestos a un proceso de compostaje, por ejemplo, o sean enterrados. Por otro lado, tenemos un problema muy grande de greenwashing bajo el sufijo –degradable, en el que ciertas empresas han sacado productos oxo-bio-degradables sin especificar las condiciones requeridas para la degradación (oxígeno, presión, etc.), condiciones que no se dan normalmente en un relleno sanitario. Creo necesario que se regule eso.
Los hongos son criaturas asombrosas (todos somos en parte hongo), son increíblemente adaptables y hasta hay algunos que comen plástico. ¿Es la bioingeniería la solución al problema ambiental? ¿Qué podemos hacer como ciudadanos comunes para lograr un sistema más circular y autosuficiente?, ¿compost y huertos urbanos? ¿Qué pasa si no tenemos tanto sol, o tierra?, ¿cómo comenzamos?
Creo que es un problema que debe ser abordado desde varios puntos porque los procesos de biodegradación nunca serán suficientes frente a la forma en la que consumimos. Como ciudadanos debemos tomar en cuenta nuestras decisiones de compra: qué es lo que necesitamos versus qué es lo que queremos. Creo que tener en cuenta esto al momento de hacer compras es muy importante; igualmente, en qué está empacado mi producto y desde dónde viene, siempre lo local tendrá una huella de carbono más pequeña debido al trayecto recorrido. Luego está el manejo de mis desechos, detrás de ellos hay muchas personas trabajando, a quienes podríamos ayudar con el simple hecho de separar residuos para evitar que ellos tengan que ponerse en contacto con material potencialmente peligroso. Hay mucho que podemos hacer. Yo creería que pensar en una huerta o en compostaje es de hecho un nivel más avanzado en el manejo de desechos, muy necesario, por cierto.
¿Cómo podemos ser más responsables de nuestros desechos, sobre todo en las ciudades densamente pobladas como Guayaquil y Quito? Sabemos que la organización social es crucial para resolver muchos de estos problemas. ¿Son los huertos urbanos una manera de generar comunidad en los desiertos de comida y, a la vez, conciencia sobre la soberanía alimentaria?
Definitivamente, estar en contacto con la tierra nos pone más alerta de cómo funciona la producción de alimento; además, nos hace más conscientes del desperdicio de comida. Algo que nos ha costado trabajo producir no va a ser descartado con la misma indiferencia que tenemos con algo que hemos comprado ya hecho. Creo que la pandemia nos ha abierto una posibilidad a la creación de comunidades autosustentables, a exigir que los gobiernos cantonales se preocupen por la soberanía alimentaria y se abra paso a huertas comunitarias.
Finalmente quisiera preguntar, ¿cuál crees que es el rol del arte dentro del campo de la comunicación científica?
El arte es una herramienta muy poderosa en lo referente a la divulgación científica. Somos seres visuales, nos comunicamos en gran parte por imágenes y es mucho más fácil llegar a un público con una explicación gráfica que con una escrita. Es muy importante la comunicación clara entre quienes hacen ciencia y quienes la difunden.
Marcelo
7 de octubre de 2020 — 08:49
Muy buena entrevista de
Marcelo
7 de octubre de 2020 — 08:50
¡Muy buena entrevista!