Queridos lectores,
Toda esta idea del compostaje comenzó cuando era niña y conocía a alguien que me agradaba, pero después ese alguien debía irse y me quedaba sola. Entonces, extrañaba el cuerpo faltante.
Este fenómeno comenzó a dispersarse: cuando se me caía una uña, cabellos o pestañas. Solía sostener cuerpos inertes sobre mis manos a todas las horas del día.
Pienso que una de las maneras de mantenerme a flote ha sido recordar que algún día seré todo y todo será uno dentro de mí. Las plantas, los hongos, los insectos, la tierra y sus gusanos, infinidad de criaturas que me conformarán, siendo mi cuerpo un compostaje constante para ellos. Seres tan diversos e infinitos.
En estos textos podrán encontrar mucha valentía, preguntas, sombras del pasado y desvaríos de lo cotidiano. Cada autor se reencontró consigo mismo en la búsqueda de estos textos «olvidados», para volverlos compostaje colectivo.
Estos últimos meses hemos visto a muchos morir o estar a punto de, y por ello este número de Tangente quiso pensar las posibilidades de la muerte, del olvido y sus diferentes resurgimientos. Todo está conectado: la risa, el horror y el fin.
Laura Nivela
Editora
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