Por y con amor

Ilustración de la misma autora
Blog: https://tiburonmascando.wordpress.com/

Shaskya Hurtado

Volver y reencontrarte con una vieja amiga. Eso somos tú y yo. Pero tú no eres tangible por ti misma. ¿A dónde vuelvo para encontrarnos?

No es un reclamo, faltaría más. Soy solo yo introduciendo, ya me conoces, nos conocemos. Tal vez yo menos a ti, pero eso es porque me he entregado a otra que conoces, la dueña de mi corazón y de mi vida, por ocupación. Ella es con quien comparto mis días. Siempre termino pensando en ella, hablando de ella, como si hablásemos las dos.

Hablando de pares, he notado tu presencia estando con ella, cada vez más frecuente, cada vez más orgánico, y tú me entregas todo tu amor, pero yo sufro. Tenerte es tener más preguntas que respuestas. ¡Oh, la duda! ¡Oh, la incertidumbre! 

Tú me ayudaste a llegar a ella, tú, tus rectas y curvas, tus tildes y tus comas y tus figuras y tus cajones y tus reglas y…

Entre cajón y cajón voy armando una escalera que no sé a dónde lleva, y no sé si sube o baja, pero aprendimos a caminar juntas. ¿Recuerdas esos tiempos en la casa de Sauces? ¿En la escalera de la luz regulable? Sentadas en el borde con un vaso de metal con leche, tú en forma de un libro de cuentos más grande que todo mi cuerpo; yo, migaja de panela. Lo primero que te llevaste fueron mis ojos todas las noches junto a la lámpara de león, a escondidas para no molestar, así, en la luz naranja las dos. Para entonces ya estaba conociéndola, aunque no hacía nada por ese amor. Nuestra amistad llenaba mis días… te llevaste mis ojos, pero aun ahí, aun así.

Entonces te llevaste mi columna, pero era solo el comienzo. Contigo las mañanas, contigo las tardes, cajones y escaleras, cajones y escaleras todo el tiempo. Debe ser por ti que me enamoré de ella, porque cada letra es un dibujo en esta pantalla y, a mano, cada texto tiene una forma: cajones y escaleras, sí, pero también serpientes de agua, caballos, bestias, rostros. El agua poco a poco se fue secando de mis ojos. 

Mi cuerpo es lo primero que tú y ella se repartieron, tú te quedaste con mi cordura, hiciste crecer palabras en una parcela en los surcos de mi cerebro y en mi lengua; ella se llevó mis manos, mis uñas, educó mi ojo. Ambas se bañaban en mi estómago vacío, y me siguen matando en la espalda, tal vez se duermen en mis riñones. Y cuando hubieron habitado mi cuerpo enteramente, nací…

Enamorada de ella y las imágenes, del olor de la pintura, el mareo increíble de la trementina, las veces que por encerrarnos a trabajar frenéticamente he llegado al cansancio extremo y al envenenamiento, dormir a las 4 de la mañana en un suelo duro, despertar a las 6 para seguir pintando. Tú me hiciste endiosarla, me hiciste anhelar la perfección, simplemente para mezclarte con ella después de arrancarme de sus brazos por una semana en la que me aferré a ti tan fuerte que te volviste imagen, y la imagen se volvió tú. Ahora me río.

¡Oh, la duda! ¡Oh, la incertidumbre!

Tenerte a ti es tener todas las preguntas sin las respuestas, pero tú en conjunción con ella son las respuestas a las preguntas que me dejas, musas dueñas del hambre y del sueño, del tiempo, que deshacen el cuerpo, que destruyen la columna. Ahora me río. 

Me río por el amor que le he brindado a la misma gitana con otro vestido, como dice mi madre, pensando que son dos, o siete. Ahí estás. Volver a ti es reencontrarme con una vieja amiga, y por eso te busco escarbando en mi carne hasta el hueso, buscando las imágenes más impactantes, las que evoquen el sueño, las imágenes perfectas, mías hacia dentro como mi columna, para tod@s como la muerte. 

Canto de sirenas.

¡Oh, la duda! ¡Oh, la incertidumbre! Enlazadas hasta la muerte, loca por ti, por cómo te llevas mi cuerpo y lo reemplazas contigo, amarrada a las desfiguraciones del ser (mía) gracias a ti, esperando ser moira, que cada obra sea mi cumbre, volviéndote tangible a través de mí, con todo mi cuerpo, cumbre tras cumbre hasta que no haya nada más… por y con amor. 

Jornadas extensas y exhaustivas por y con amor, eso es volver a ti, eso es volver a conocerte, una y otra vez, en todas tus formas, por y con amor, vuelvo a ti, transformando este cuerpo tangible en imagen para poder estar contigo y existir en el mismo plano. No es tenerte yo, es que tú me sostengas a mí.

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