Playlist para días oscuros

Ilustración: Niza Ochoa

Ana María Crespo

Hay dos bandas noventeras a las que siempre acudo cuando quiero sumergirme en sonidos punzantes y melancólicos. A las dos las he visto en vivo, aunque cuando conocí a los Sal y Mileto, la voz de Paúl Segovia ya se había apagado. Es que llegué tarde a esto o al revés, cuando la banda iniciaba con una propuesta de poesía, rock y teatro, yo apenas tenía cuatro años. Más adelante la suerte se encargaría de poner a uno de sus miembros en mi camino.

Dos mil dieciocho, era administradora de un pequeño hotel en Urdesa. Aquí, Igor Icaza lanzó su libro Resplandor, una colección de letras de todas las bandas donde ha hecho carrera y de su proyecto como solista. En los Mileto era baterista, pero, al igual que Peky Andino, él también escribía canciones. Más adelante sería voz y batería a la vez. Una de esas canciones que sonoriza los momentos de furia y confusión es “Miles de días en el vértice suicida”, aunque mis versos favoritos salen de “Soledad”, una oración para los creyentes del rock: «Y yo que no soy nada más que vida enlatada, te encomiendo me des alma, ilusiones, sueños, calma. Y yo que soy vacío, líbrame de los hastíos, de la muerte, de los fríos, de los lunes en los castillos». 

En estos tiempos de Spotify, aún circulo por los barrios del YouTube, sobre todo porque me gusta leer lo que la gente comenta acerca de los temas. Isra (hace un mes) dice: «esta canción me hace verga jaja LA AMO <3»; Hubee Air (hace siete meses), «osea [sic] lo mejor saber que te vi vivo y muerto»; Fernando arroba (hace seis años), «esa canción soy yoooo, no soy nada en realidad, a veces es bueno no ser nada».

La otra banda a la que estoy enganchada y que nació en los noventa es Mamá Vudú, sonidos precursores del indie que ahora satura la escena local. Edgar Castellanos y Roger Ycaza escriben y ponen cuerpo/voz sobre el escenario. Pienso en las canciones como catalizadores de mis emociones. Música triste para hundirme con la seguridad de que tocaré fondo. Con conocimiento de causa puedo dar algunas prescripciones: para cuando sientes que las cosas se salen de control, “Incéndialo todo”. Cuando todo parece perdido, una “Oración matinal”. Y para anticiparse a las heridas futuras con determinación, “Ladrando”. Yo soy de las que se quedan atrapadas en la comodidad de las mismas melodías por años. Cómo no repetir “Estación polar” para que un ruido artificial se encienda en mí, ¡una y otra vez!

Cientos de horas dedicadas a escribir y escuchar canciones. Porque cuando llegan los días oscuros hay que tener a la mano algunas estrategias de supervivencia; en mi caso: escribir, escuchar canciones y cantar fuerte.

Bonus track

– Vivo en la casa donde se grabó el video clip de “Vía media”.

– De Sal y Mileto hay que escuchar “El principito es un guambra de la calle”, “Débora” (tributo a la obra de Pablo Palacio), “Aguanta”, “Kito con K”, “Mi vida es un yahuarlocro”, “A propósito de un día común”, “Panelita”.

– De Mamá Vudú más vale revisar los discos Clínica de Santos y Muñecas y Luna Lombriz. Y escuchar “Aún respiro”, “Predador”, “Coches de choque”, “Cámara de Niebla”, “Anhelo” (poema de Dolores Veintimilla).

Link a la playlist en nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/playlist?list=PLPMvqKzET1eSb1ObsxC-YISo8k3dQt_a4

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