Rocio Soria Diaz
Video Booth Digital (Prêt a portrait 1 ) reafirma la imagen eléctrica y nuestros ‘Yo’ en las
múltiples pantallas, formatos y dispositivos, en esta era de vivir listos para ser transmitidos,
capturados, compartidos e intervenidos; una era en la que llevamos nuestra pantalla a todos
lados, que somos creadores y entendemos que somos el mensaje, el código, la data; que
somos imagen y la posibilidad consciente de control y alteración.
Tomo como punto de partida a Mijaíl Bajtín, quien poropone un nuevo modelo
relacionado con la cultura telemática que se denomina modelo carnaval; a Andy Warhol,
con los autorretratos para reafirmarnos en una linea de tiempo; a Walter Benjamin, 2 quien
nos dice que todos tenemos derecho a estar en pantalla, lugar donde habitamos, gestamos y
nos apropiamos de todo.
Estábamos delante de la imagen y ahora estamos en lo visual. La forma-flujo no es
ya una forma para contemplar sino un parásito de fondo: el ruido de los ojos. 3
Por lo tanto, V.B.D (Prêt a portrait) es una instalación variable que está pensada como un
espacio de flujo de contenido visual. Los cibervidentes se convierten en los protagonistas
de la pantalla en un ‘neo happening colectivo-virtual’ o metaperformance, en el que son
intervenidos al azar por medio de alambiques sonoro visuales telemáticos, 4 produciendo
cybe-code glitches 5 que abren oportunidades de expansión entre humano-interfaz-juego, en
múltiples lenguajes, pantallas, nubes y redes.
La performatividad de la obra es creada por el usuario espectador/participante
protagonista/no-protagonista que activa o desactiva de manera consciente su forma de
habitar/no-habitar en estos dispositivos y plataformas. Prioriza su forma de ser finito o
infinito en su navegación constante dentro del mundo virtual, donde se rompe la barrera
social-geográfica y nos expandimos con tan solo un click: listos para crear, ser compartidos,
mezclados y actualizados.
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