Luis Medina
La historia de la humanidad es una constante lucha entre diversas formas de concebir el mundo y la vida; una eterna transformación donde las creencias crean y descrean, afectando al espacio y a los cuerpos que lo habitan. El abrazo de la serpiente nos muestra un instante de esta lucha en la que Karamakate, sobreviviente y guardián del conocimiento colectivo de una tribu amazónica moribunda, debe enfrentarse a la fuerza avasalladora de la conquista de una civilización invasora, cuyas creencias son opuestas de forma irreconciliable con las creencias de su pueblo.
La historia se nos muestra en dos líneas temporales cruzadas, en las que el joven Karamakate -a quien otros indios llaman“El que mueve el mundo”- guía al explorador alemán Theo von Martius y a su compañero Manduka, un indio liberado, a través de la selva amazónica en busca de la yakruna,una planta sagrada para salvar la vida de Theo. A la par vemos al viejo chamán 40 años después guiando al botánico Evans hacia la misma planta, mientras su memoria se va desvaneciendo y con ella la forma en la que su pueblo concibe el mundo.
La clave de la película está en Karamakate y en su tarea de buscar la planta sagrada, donde va descubriendo lo que Manduka -por su cercanía con Theo von Martius- ya había entendido tiempo atrás: que la salvación de la selva, es decir, de la naturaleza y del mundo, no podía realizarse si antes el hombre blanco no comprendía la integración que existe entre la naturaleza y el hombre. Es necesaria, entonces, una acción transformadora que disuelva las diferencias y reconcilie la forma de creer en el mundo, salve del olvido la sabiduría de la selva y amplíe la visión, hasta ahora limitada, que ha promovido la civilización occidental. Sin duda es una cinta que al final cumple con la acción transformadora sobre nosotros, los espectadores.
Dejar una contestacion