Alex Vega Hernández
El cineasta Darren Aronovsky nos presenta en este filme a Randy “The Ram”, un hombre solitario que vive únicamente para su profesión, la lucha profesional. Habiendo tenido fama en la década de los ochenta, en la actualidad no es más que la sombra de aquella gran estrella. Decidido a no renunciar a la pelea, continúa participando en ligas independientes aunque no sean suficientes para pagar sus deudas, y a pesar de que su cuerpo —cada vez más deteriorado— le implora que se detenga. Él no entiende nada fuera del ring.
Para quien carece de una razón que lo ate al mundo más que su pasión por la lucha, las heridas que sufre son insignificantes en comparación con la adrenalina al estar de pie en el cuadrilátero. Es cierto que quiere hallar propósito tratando de reconectar con su familia, buscando nuevas amistades, tanteando otras formas de ganarse la vida; sin embargo, cuando parece estar avanzando, él mismo termina saboteándose.
El filme nos muestra a un hombre que entiende su declive, pero que no está dispuesto a irse sino bajo sus propios términos, dedicando cada aspecto de su vida al espectáculo. Él solo espera terminar en un gran show, siendo una enorme estrella que se extingue en un gigantesco destello.
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