El libro de las mutaciones o I-Ching

M. M. Salgado


«Así todo va fluyendo como este río, sin parar día y noche».
Maestro Kung

Durante toda la vida, pero sobre todo en la adolescencia, surgen cuestionamientos profundos sobre nuestro devenir y cuando hemos sido criados en ambiente católico, echamos mano de la religión para comprender el misterio de la vida. Ese catolicismo, repleto de imágenes sufrientes, cuando no sangrientas, y de creencias con tintes fatalistas, nunca me reconfortó ni me sostuvo en el sinuoso camino de la vida.
Descubrí el psicoanálisis y el I-Ching (que traduce ‘libro de las mutaciones’) gracias a encuentros fortuitos que me hicieron sentir libre de incidir en mi destino sin esperar el perdón divino, y el sentimiento de culpabilidad con el que nacemos los hijos de Adán empezó a esfumarse.
El I-Ching ha marcado influencia en el saber humano durante más de 3000 años. Es un oráculo que podemos consultar con un estado de ánimo claro y tranquilo. Consta de 64 exagramas formados por líneas continuas y cortadas, y funciona de la siguiente manera: luego de formular la pregunta que nos concierne en el momento preciso, procedemos a lanzar los bastones o las monedas para obtener el exagrama que dará sentido a la pregunta. Su lectura nos dará luces sobre cómo debemos actuar para evitar el error, sabiendo que el devenir es como el río: una continua transformación.

Primer exagrama del I-Ching, en el que todas sus líneas son continuas:

1. Ch’ien / Lo Creativo

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